martes, 14 de junio de 2011

CÓMO SOY

Describirse a uno mismo es difícil; conocer nuestro interior y reconocerlo aún más.
La vida, los acontecimientos, los distintos momentos que se dan lugar en ella nos van formando, moldean nuestro interior como si de un trozo de plastilina se tratara. Nos hacen ser una persona.
En mi vida todavía faltan muchos momentos para ayudarme a terminar de formarme, pero en dieciséis años han pasado suficientes cosas para que el inicio de mi formación esté completamente terminada y definida. En dieciséis años he conseguido llegar a ser una joven chiquilla que aprende de sus actos, de los que algunos, en más de una ocasión, se ha arrepentido y, con ello, ha aprendido la palabra perdón. Yo soy cada momento de risa en el que el tiempo no existía, se paraba, y un dolor de mandíbula te hacía poner los pies en la tierra y bajar de ese mundo en el que tantas veces te has encontrado flotando. Soy esa canción de cuna que sonaba cada noche hace catorce o trece años, la mano que me arropaba no sólo al quedarme dormida, sino en cada momento de mi vida, enseñándome a ser dulce y a saber apreciar el cariño que me regalan. También soy trece años, todos los días, en el mismo sitio, aprendiendo matemáticas y cantando en Navidad en aquel teatro repleto de gente, aquel sitio donde he aprendido tantas cosas en los libros, y donde lo más importante me lo han enseñado esas personas que me reñían y me castigaban sin recreo, y hoy les doy las gracias por ello, porque eso me enseñó a reflexionar. Yo soy una amistad guardada en el corazón, que no se pierde, que no se borra, que siempre quedará guardada.
Yo soy una niña, aún pequeña, juguetona, traviesa, a la que todavía le quedan muchos años para hacerse mayor y aprender, al final de mi vida, que todo terminó, que conseguí convertirme en una persona.
Soy viajes, recuerdos imborrables, memorias escritas, fotografías olvidadas, películas archivadas, libros leídos, palabras que se han ido con el paso del tiempo. Yo soy luces de faroles en una noche apagada, andando por aquella ciudad con olor a manzanilla y sabor a poesía que me enseñó a soñar, olvidando los temores y sacando de mí todo miedo existente. Aprendí de todos los veranos vividos, cada uno distinto, cada uno especial, que con el calor de agosto reconocí en mi interior el sentimiento del cariño con ese niño pequeño que, todavía hoy, me sigue sacando una sonrisa con cada palabra que sale de su boca.
Y uniendo todo esto conseguí  ser lo que soy hoy, junto con la música, las imágenes, los recuerdos y las sonrisas y miradas que he recibido y me quedan por recibir aún, y así terminar de hacerme una persona, que es la meta de mi vida.

lunes, 6 de junio de 2011

LA CASA DE BERNARDA ALBA, drama de mujeres en los pueblos de España

"En ocho años que dure el luto, no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Haceros cuenta de que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas. Así pasó en casa de mi padre y en casa de mi abuelo."

"Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! ¡A callar he dicho! Las lágrimas cuando estés sola. Nos hundiremos todas en un mar de luto. Ella, la hija menor de Bernarda Alba ha muerto virgen. ¿Me habéis oído? Silencio, silencio he dicho. ¡Silencio!"